• La práctica y el entrenamiento del Tae Kwon Do posibilitan un paulatino pero real desarrollo en lo personal, tanto en la evolución física como en la espiritual, desde el hombre individual hasta abarcar incluso su entorno social, adquiriendo por sobre todo la cultura del respeto y el crecimiento permanente.
• A quienes deciden adoptar la práctica a su vida cotidiana, les brinda la posibilidad de superación constantemente, puesto que el sentido del progreso evolutivo es propuesto desde el inicio mismo del contacto con el arte.
• Una vez que se adoptan las cinco premisas que hacen a la esencia del Tae Kwon Do, podemos decir que iniciamos el camino hacia el sentido real del entrenamiento, que no solo se tratará de arrojar golpes de pies o puños, sino que fortalecerá ese luchador interior que todos llevamos dentro, posibilitando que nuestro carácter y nuestra actitud se tornen firmes y seguros.
• En los niños, particularmente, beneficia en su desarrollo psicofísico, aportando pautas que incentivarán la concepción de ideas con valores conceptuales respecto de la importancia del buen comportamiento y la conducta acertada, los buenos modales, la necesidad de la capacitación intelectual, el respeto hacia sí mismo, a la familia y a todos quienes conforman su entorno de vida.
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